Con la llegada del verano bañarnos en el agua del mar parece un plan perfecto para disfrutar de las vacaciones, aunque no todas las personas piensan así. El mar o el océano puede ser un lugar horrible para algunas de ellas, hasta el punto de generar un malestar tan intenso que puede derivar en lo que conocemos como talasofobia.
En este artículo vamos a conocer más de cerca qué es la talasofobia, cuales podrían ser las posibles causas, los síntomas más destacados y cuál es el tratamiento más efectivo para superarla.
¿Qué es la Talasofobia?
La Talasofobia es una fobia específica que se conoce como el miedo intenso, desproporcionado y persistente hacia el mar abierto o al océano. Es un término que proviene del griego y que se compone de dos palabras: thalassa, que hace referencia al mar y fobos, que se refiere al miedo (común en todas las fobias).
Las personas que sufren Talasofobia extrema evitan todas las situaciones que tengan que ver con el mar o el océano, además manifiestan un miedo o ansiedad intenso cuando están cerca del mar y les causa un malestar significativo en su día a día.
Hechos tan frecuentes en esta época del año como bañarse en el mar, montar en barco, bucear o practicar algún deporte acuático son casi imposibles de realizar para las personas que sufren talasofobia por el intenso malestar que les genera.
El miedo al mar o al océano no tiene que ver tanto con el miedo a ahogarse, sino con la falta de control que puede tener una persona con lo que hay en el fondo marino. La incertidumbre de no saber qué puede haber en las profundidades es uno de los mayores motivos por los que se desarrolla esta fobia.
Algunas personas con este problema y un nivel más intenso de gravedad pueden desarrollar fobia a la playa o a estímulos que se relacionen con las profundidades, ya que son incapaces de acercarse al mar.
Causas del miedo al océano
Para saber el origen del miedo al océano tenemos que adentrarnos en nuestra historia de aprendizaje. Las causas de la talasofobia pueden ser ilimitadas pero se deben principalmente a algunos de los siguientes factores:
- Condicionamiento clásico. El haber asociado el mar o el océano con una experiencia pasada negativa. Muchas veces el hecho de haber sufrido alguna situación traumática o que nos genere algún malestar en el océano o el mar hace que relacionemos ese estímulo a la emoción de miedo, así el mar pasa a ser un estímulo condicionado. Estas situaciones pueden haberse presentado en cualquier momento de la vida de la persona, desde el haber sufrido un susto durante la infancia hasta una situación traumática en las profundidades.
- Aprendizaje vicario. El aprendizaje vicario es un tipo de aprendizaje por observación, si observamos que a una persona, que para nosotros es importante, le ha pasado un hecho desagradable y negativo relacionado con el mar o el océano, tendremos unas creencias poco realistas como consecuencia del impacto emocional que causa observar ese tipo de situaciones. El 75% de personas diagnosticadas con una fobia específica tienen un familiar de primer grado con una fobia del mismo tipo y esto lo puede explicar el aprendizaje vicario.
- Creencias respecto al mar. Generalmente sustentadas por la imaginación, la persona puede tener creencias poco realistas sobre lo que esconden las profundidades del mar y provocarle por ende un miedo desproporcionado. Es importante señalar que las creencias se desarrollan en base a las experiencias anteriormente vividas.
Síntomas de la talasofobia
Cabe destacar que los síntomas de la talasofobia pueden ser múltiples y varían según la gravedad del problema y la persona, ya que estamos sujetos a nuestra historia de aprendizaje. Muchos de los síntomas se asemejan a los que tiene una persona cuando experimenta ansiedad o miedo. Estos se han recogido de la siguiente forma:
Síntomas cognitivos: pensamientos recurrentes acerca del peligro del mar u océano como por ejemplo el temor de que aparezca algún animal peligroso, el miedo a que se forme un remolino y nos arrastre hasta las profundidades o a objetos punzantes que puedan causar algún daño. Además, otros de los síntomas pueden ser embotamiento o despersonalización a la hora de acercarse al océano.
- Síntomas fisiológicos: sudoración, hiperventilación, temblores, escalofríos, opresión en el pecho, sequedad de boca, mareos, etc.
- Síntomas conductuales: evitación o escape del estímulo temido. Puede ocurrir que evitemos hacer cualquier actividad en el océano o incluso escapemos de todas las situaciones que tengan que ver con el, como es el ir a la playa.
La persona que tiene talasofobia es consciente, cuando acaba el temor, de lo irracional que puede llegar a ser ese miedo pero no puede evitar sentirlo. Además, se pueden experimentar ataques de ansiedad o de pánico ante los estímulos facilitadores del miedo, ya sean situaciones o pensamientos. Esto ocurre cuando la fobia se cronifica y puede causar un malestar muy intenso en la persona.
Tratamiento para la talasofobia
Si estás enfrentándote a la fobia al océano, es fundamental saber que es algo con lo que se puede trabajar y que puede ser superada con ayuda de terapia psicológica.
El tratamiento para la talasofobia es el mismo que se realiza para cualquier fobia específica. Antes de nada es importante saber que si tenemos este tipo de miedo lo ideal es acudir a un profesional de la salud mental para cerciorarnos de si es talasofobia lo que estamos experimentando, ya que hace falta tener un diagnóstico diferencial para llevar a cabo un buen tratamiento. La decisión de ir a terapia es fundamental para superar este miedo y mejorar así la calidad de vida del sujeto.
Es relevante que se haga una evaluación exhaustiva del problema para poder aplicar el tratamiento más adecuado, ya que según sea la intensidad y el número de estímulos temidos, el tratamiento se realizará de manera más o menos gradual. Además, cuanto más hablemos sobre el tema con el psicólogo, más información tendremos sobre ese miedo y será más fácil determinar el por qué y trabajar para superarlo.
En la actualidad contamos con un equipo de psicólogos especializado en tratamientos psicológicos eficaces asociados con la talasofobia, cuya experiencia, estudio y tratamiento arroja las siguientes conclusiones respecto a la fobia al océano:
- La exposición en vivo es el tratamiento más eficaz para las fobias específicas.
- Los tratamientos de varias sesiones producen mejores resultados que los de sesión única, especialmente en el seguimiento.
Uno de los síntomas que hemos comentado anteriormente es la evitación o escape de la situación temida. Al evitar esa situación se presenta un alivio pasajero, sin embargo, a largo plazo puede empeorar el problema, ya que no nos exponemos a la situación temida y no permitimos darnos cuenta de que no existe un peligro real.
Por lo tanto, la mejor manera para disminuir este miedo es una terapia en la que el eje central sea la exposición y una de las terapias que la utiliza y la que se ha arrojado más eficacia en diversos estudios es la terapia cognitivo-conductual. La exposición se puede llevar a cabo de manera gradual o no, según la intensidad del miedo y la gravedad del problema.
La exposición en vivo reduce el miedo y la conducta de evitación, además de la efectividad negativa del estímulo temido. Una de las explicaciones por la que se considera esta técnica efectiva es la extinción de las respuestas condicionadas de ansiedad. Esto ocurre por presentarse de manera consecutiva los estímulos temidos (en este caso todos los que se relacionen con el océano) sin ir seguidos de consecuencias desagradables. Otra de las explicaciones puede deberse a la habituación ante el estímulo temido al presentarse repetidamente, reduciendo así la activación fisiológica y emocional del miedo.
Además, al afrontar la situación temida aumentan las expectativas de autoeficacia y mejora. Esto significa que favorece la confianza en la habilidad de afrontamiento. Por otro lado, supone una aceptación emocional al tolerar estados y sensaciones desagradables asociadas al estímulo temido sin escapar de él o intentar controlar la situación.
Para llevar a cabo la terapia para el tratamiento de la talasofobia planificamos junto al sujeto cómo va a ser la exposición al estímulo temido, en este caso el mar u océano. Este tipo de técnica se llama desensibilización sistemática. Es importante asegurarnos de que la persona que tiene esta fobia sabe nadar en sitios que cubran para poder realizar de manera más efectiva la exposición.
Para las personas que son más reacias y tienen un problema más grave, se puede empezar por una exposición en imaginación e ir aumentando poco a poco el nivel de malestar ante las situaciones para posteriormente poder realizar la exposición en vivo. Además, se pueden emplear técnicas de relajación, como la respiración diafragmática o la relajación progresiva de Jacobson en un primer momento para ir disminuyendo la activación fisiológica que provoca el estímulo temido. Aun así, es importante que la terapia termine sin ayuda de estas técnicas para que la exposición sea lo más pura posible.
Si tras leer este artículo consideras que puedes estar desarrollando este tipo de fobia y esto está interfiriendo en tu calidad de vida o impidiendo que realices actividades que realmente quieres hacer, nos gustaría que sepas que la terapia psicológica puede solucionar este problema con técnicas eficaces basadas en la evidencia. Recuerda que puedes contar con nuestro equipo de psicólogos Málaga, de manera presencial u online.