Para hablar del miedo a la oscuridad o nictofobia es importante aclarar que el miedo es una emoción cuya función es avisar a nuestro sistema nervioso sobre posibles peligros que pueden aproximarse. Por lo tanto, el miedo activa nuestro sistema de alerta y nos prepara para defendernos de alguna manera. Todos hemos sentido miedo en algún momento de nuestras vidas y es considerada una emoción común.
Tradicionalmente, la noche y la oscuridad se han asociado con el miedo, por ejemplo, las películas de terror se desarrollan en sitios oscuros o durante la noche. Hay diversos factores que incitan a la cautela y al miedo ante las situaciones de oscuridad, quizás aprovechando que es cuando no encontramos en una situación de inferioridad al no tener todos nuestros sentidos activos ante cualquier ofensa.
Si bien es cierto que la mayoría de nosotros durante nuestra niñez hemos tenido miedo a la oscuridad, este es considerado normal ya que se trata de un miedo evolutivo común en niños de 2-8 años. El problema aparece cuando este miedo persiste en el tiempo y se presenta en personas adultas, patologizando un temor que durante la infancia se considera benigno.
¿Qué es la nictofobia?
La Nictofobia o miedo a la oscuridad es una fobia que se caracteriza por presentar un miedo irracional a la oscuridad y a los posibles riesgos relacionados con esta. La persona que lo sufre evita situaciones relacionadas con la oscuridad como pueden ser actividades nocturnas o que se realicen en lugares con poca luz, por ello en muchas ocasiones temen irse a dormir. La Nictofobia también se considera un problema cuando el miedo y la angustia interfieren en la capacidad de la persona para el desarrollo de su vida normal (trabajo, entorno social…). Parece que esta fobia se puede encontrar en 1 de cada 10 adultos aproximadamente.
Causas de la nictofobia
El miedo a la oscuridad es común durante la infancia, sin embargo, al ser un miedo habitual durante el desarrollo del niño, este desaparece a medida que crece y en la mayoría de las ocasiones no resulta patológico ni necesita de atención psicológica.
Las causas de la Nictofobia pueden ser múltiples. Alguna de las posibles causas que pueden desencadenar un miedo patológico a la oscuridad son las siguientes:
- Factores evolutivos: El ser humano pierde su capacidad visual ante la oscuridad y por lo tanto se encuentra en situación de desventaja frente a posibles peligros. La Nictofobia puede ser el resultado de un comportamiento aprendido para la propia supervivencia humana.
- Trauma o acontecimiento importante: El origen de la fobia puede encontrarse en una experiencia traumática sufrida por la persona relacionada con la noche o con la oscuridad. Esta experiencia puede haber desarrollado un mal recuerdo y un condicionamiento negativo con la oscuridad.
- Aprendizaje vicario: Está relacionada con un aprendizaje por observación, es decir, la persona adquiere el miedo tras ver que otra persona presenta esta emoción ante situaciones de oscuridad.
La falta de familiaridad con el entorno oscuro puede aumentar la intensidad de la angustia y de la ansiedad de la persona y seguir manteniendo el problema.
Síntomas de la nictofobia
¿Cómo puedes reconocer que presentas miedo a la oscuridad? La persona que sufre nictofobia presenta ciertos síntomas característicos entre los que se encuentran:
- Presentar un miedo intenso e irracional al entorno oscuro.
- Presentar ansiedad ante situaciones en las que prevé la anticipación de falta de luz u oscuridad.
- Necesidad de tener una luz referente durante la noche.
- Presentar problemas para conciliar el sueño e incluso insomnio por la poca tolerancia que tiene a la oscuridad.
- Pueden estar presente sensaciones fisiológicas características de la ansiedad como pueden ser: sudoración, mareos, temblores, náuseas, falta de aire en situaciones de oscuridad…
- Presentar rechazo a salir de casa durante la noche
- Evitar o intentar escapar de los ambientes oscuros
Tratamiento de la nictofobia
Tratamiento psicológico de la nictofobia
El tratamiento psicológico de la Nictofobia está estrechamente relacionado con la causa que lo genera. Antes de nada, es necesario conocer si está causado por otro trastorno o si es independiente. El objetivo final del tratamiento es conseguir que la persona pueda enfrentarse a la oscuridad sin ansiedad o tolerando cierta ansiedad sin que sea esta incapacitante o genere un gran malestar.
La Nictofobia es un miedo irracional y por ello como en el resto de las fobias, con alta probabilidad es posible superarlo. En ocasiones es necesario acudir a un profesional de la psicología y/o a la medicación, en otras, cuando se trata de algo esporádico y aislado, sin embargo, es posible que la persona poniendo en práctica unos sencillos consejos logre superarlo.
Para su tratamiento la terapia cognitivo-conductual se considera eficaz. Esta se compone de distintos elementos entre los que se encuentra el desafío de creencias irracionales. Con ello se pretende modificar los pensamientos negativos y catastrofistas en otros más realistas y menos incapacitantes. También tiene un componente de exposición con el que se pretende que la persona se exponga a situaciones de oscuridad de forma segura y en pequeños pasos, de forma que sea capaz progresivamente de tolerar niveles más altos de esta sin padecer un alto malestar.
Además, el terapeuta puede brindar a la persona otras herramientas o técnicas para que esta pueda llevar un mejor afrontamiento ante la situación como son:
- Relajación, respiración: Se utiliza con la finalidad de que la persona consiga un mayor control sobre su actividad cognitiva, fisiológica y conductual y pueda ponerlo en práctica en las situaciones temidas.
- Realidad virtual: Está técnica permite recrear entornos y afrontar las situaciones fóbicas de manera controlada y con ausencia de consecuencias temidas.
- Terapia asistida con animales: Ha mostrado resultados en el control emocional de los sujetos durante la exposición.
Farmacoterapia
En algunas ocasiones se requiere el uso de farmacoterapia. Esto está indicado cuando los síntomas tienen una gravedad significativa e impiden el funcionamiento del paciente. Habitualmente los fármacos que se prescriben son inhibidores de recaptación de serotonina (IRSR) y en las ocasiones en las que la ansiedad es muy elevada se pueden recomendar también fármacos ansiolíticos.
Ejercicios y consejos para superar el miedo a la noche
Aquí presento algunos consejos para superar el miedo a la oscuridad. Estas actividades tienen como objetivo reducir la ansiedad que se activa ante las situaciones de oscuridad:
- Aceptar la irracionalidad del miedo: Es necesario hacer una búsqueda real de los motivos para temerle a la oscuridad: ¿Qué daño puede hacerte la oscuridad? ¿Por qué motivos le temes a la oscuridad? para poder hacer una separación del razonamiento emocional que solemos hacer cuando nos vemos inmersos en una situación que nos genera una alta ansiedad. Con estas preguntas se adquieren ideas racionales sobre la oscuridad incompatibles con la fobia.
- Imaginarse a uno mismo en situaciones de oscuridad. Este ejercicio ayuda a la persona a familiarizarse con la situación, disminuir la ansiedad anticipatoria y prepararse para que, en la situación real sepa controlar su temor y no se deje llevar por la emoción. La práctica en imaginación permite mayor control que una situación real y suele dar muy buenos resultados. Sin embargo, es necesario realizarla diariamente y coger una práctica regular para desvalorizar la emoción de miedo.
- Usar técnicas de relajación o respiración que ayuden a disminuir la tensión en los momentos de afrontamiento ante las situaciones que generan ansiedad. En esos momentos, el objetivo de practicar ejercicios de relajación o respiración es desactivar el sistema simpático encargado de movilizarse ante situaciones de peligro y responsable de la respuesta de tensión y ansiedad. Cuando practicamos estos ejercicios activamos el sistema nervioso parasimpático, encargado de la relajación. Lo ideal es practicarlo cada día para saber ponerla en práctica cuando sea necesaria, justo antes de la exposición.
- Exposición a la oscuridad de manera gradual. Para ello pueden ser interesantes los dispositivos de iluminación que ayuden a controlar el nivel de luminosidad. El objetivo es ir tolerando cada vez menos nivel de luminosidad y hacerlo de manera progresiva y regulada. Si la fobia es muy alta es recomendable que esto se haga con ayuda de un profesional que guie el proceso de manera adecuada.
- Autoinstrucciones para el afrontamiento ante la situación de exposición. Cuando en la situación aflore la ansiedad el objetivo es controlarla a través de frases que refuercen la irracionalidad de su temor y favorezcan el estado de calma, por ejemplo:
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- “Estoy en una habitación oscura pero no me va a pasar nada”
- “No tiene sentido que me esté poniendo nerviosa porque no me está pasando nada malo”
- “No hay ninguna amenaza real”
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- Escoger actividades agradables para desarrollar en la noche o en la oscuridad y estar concentrados en ella y no en la oscuridad (por ejemplo, hablar con alguien, escuchar música…). Con este ejercicio se consigue asociar la noche con sensaciones positivas y agradables y como consecuencia se logra disminuir la atención y malestar que ocasiona el entorno oscuro.
- Rodearse de personas que ayuden a superar la fobia. Puede ser necesario que acompañen a la persona a una situación de oscuridad e incluso que debatan con ella sobre la irracionalidad de lo temido.
- Intentar dormir con oscuridad. Esto ayuda a descansar de forma adecuada y es muy importante para nuestro bienestar ya que lo contrario, resulta agotador y desencadena un sueño poco reparador que influye en el descanso y en nuestra estabilidad mental.
Los síntomas derivados del miedo a la oscuridad pueden llegar a ser muy molestos y dificultar en gran medida el funcionamiento diario de la persona afectada. Si no consigues controlar el miedo por ti mismo porque resulta una tarea complicada, no dudes en pedirnos ayuda. En Consulta 21 contamos con un equipo de psicólogos Málaga especializado en el tratamiento de la nictofobia, tanto de forma presencial como mediante terapia online.
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